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Prisiones

Fotografía de la Cárcel de Punta Carretas.  De Giorgi

Blanco y negro. Reproducción ampliada

El Arquitecto De Giorgi, dedicado a la fotografía, fue autorizado a hacer un relevamiento fotográfico en el momento que se estaba desmantelando el penal para transformarlo en un shopping center.

Fotografía del Establecimiento Militar de Reclusión EMR Nº2 Cárcel de Punta de Rieles. Martha Passeggi

Blanco y negro. Reproducción ampliada

Martha Passeggi presa política en la cárcel de Punta de Rieles entre 1973 y 1977. En el 2008 comienza a estudiar fotografía en Aquelarre, registrando con su cámara los acontecimientos que tienen que ver con la memoria reciente.

Fotografías del Establecimiento Militar de Reclusión EMR Nº1, Penal de Libertad. Jorge Tiscornia. 1985

Blanco y negro. Reproducción ampliada

Fueron tomadas por Jorge Tiscornia, preso político en este penal entre 1973 y 1985, que contó: “Faltando pocos meses para salir en el 85, conozco a algunos compañeros que trabajan en una comisión de fotografía, que en esencia era fotografiarte cuando entrabas y cuando salías. ¿Vos me prestarías la cámara?”, “No, estás loco…”, “Ta, vos pensalo” le dije. A mediados de febrero, vino y me entregó un paquete en la celda y me dice “es tu responsabilidad” y era la cámara, cargada, y entonces ahí empezaron a salir fotos.”

Libro La Santa Biblia con sello CENSURADO.  Penal de Libertad

Dice Santiago Possamay, el donante: “Un nuevo reglamento prohibía tener en la celda libros sin el sello: “censurado”. Debíamos entregar los escasos libros que teníamos en la celda, ya fueran personales o de la biblioteca, para ser censurados nuevamente y sellados. Sabíamos que esta nueva censura era un pretexto para disminuir abruptamente el material literario y quitar los libros que tenían un valor afectivo y de vínculo familiar. Entregamos los que nos parecían de menor valor literario. Aquellos que supusimos no pasarían la censura, los escondimos. Cuando retornaron los primeros sellados con la palabra “Censurado”, pusimos en marcha el operativo. Un trozo de una barra de jabón pasó a ser el material del nuevo sello. Una pequeña astilla de madera me sirvió como herramienta para el trabajo. La copia no quedó exacta, pero las imperfecciones podían atribuírsele al golpe defectuoso que se produce al sellar. Un lápiz de fibra azul suministró la tinta necesaria. El sello soportó unos cuantos golpes viajando de celda en celda salvando libros, antes de deshacerse en el lavado de algunos platos. La primera página de La Santa Biblia luce el estampado del sello fabricado con jabón. Era muy probable que esta Biblia de valor personal, al tener una dedicatoria de contenido muy emotivo y algunos subrayados internos, fuera requisada y no volviera a mis manos”.  La dedicatoria era de su madre: “Te envía quien mucho te ama y daría la vida por tí como Cristo dio la suya por el mundo. Te besa Mamá Onelia”.

Formularios con escuchas de conversaciones. 30 de agosto de 1984, Penal de Libertad.

Papel impreso en mimeógrafo. Inscripciones manuscritas Original.

Estos documentos eran llenados a mano con la escucha de las conversaciones de las visitas de familiares en el locutorio de presos. Corresponden a las visitas de Fernando Morezzi (Nº 2868), controlado por el Alférez Elbio (apellido ilegible), de Duncan Niño (Nº 560), controlado por el Teniente Segundo Sergio García. El donante, Santiago Possamay, preso entre 1972 y 1985, durante una visita logró tomarlos y esconderlos dentro de la boca.  Según él “ellos escuchaban las conversaciones en el locutorio de las visitas, suponemos que en un sótano que tenían debajo del locutorio y resumían en un formulario hecho a mimeógrafo, muy elemental.”

Mameluco. Penal de Libertad

Tela brin. Original

Era el uniforme usado por los presos políticos en el Penal de Libertad. Éste perteneció a Raúl Pittaluga, Tiene el número 1596 B y distintivo negro. Estuvo 11 años preso y salió el 10 de marzo de 1985. “Apagamos la luz”, dice. Se arrepiente de haber dejado el telar, cuenta que su celda estaba llena de lanas y pedidos de trabajos en el telar (ponchitos, bufandas, etc.)

Mameluco. Penal de Libertad

Tela brin. Original

Era el uniforme usado por los presos políticos en el Penal de Libertad. Éste perteneció a José Santiago Possamay. Tiene el número 108 1 B.  Estuvo preso desde 1972 hasta la amnistía de 1985. “Cuando salimos, el día que salimos los controles eran relativos y a suerte o verdad lo coloqué en una bolsa con alguna otra poca ropa que tenía personal y así salió el mameluco ese. Lo usé muy poco tiempo porque me había llegado unas semanas antes de la liberación.”

Uniforme de la Cárcel de Punta de Rieles

Tela brin. Copia

Rosario Caticha, presa política en Punta de Rieles entre 1976 y 1980, recuerda: “Según me han contado las compañeras, al principio estaban de particular, y los uniformes, me comentó Lía Maciel, una de las rehenes, llegaron el 20 de agosto de 1973 y se quedaron hasta 1985.   Como ellas no pudieron llevárselos, cuando salieron hacia Jefatura, desde donde fueron liberadas las últimas mujeres presas políticas, cabe destacar que el que hay en el Museo de la Memoria es una recreación a través de la memoria.

Los uniformes eran brindados por el establecimiento. Eran de color gris topo, triste, feo, de brin (a veces más grueso, otras más fino). Teníamos dos, uno para las visitas y salidas a los juzgados o al Hospital Militar, para que el aspecto no fuera tan malo, si te veían en el exterior, y otro que se usaba diariamente, que en algunos momentos llegó a ser remendado dos, tres y cuatro veces, y eran harapos sobre harapos, y te lo tenías que poner sí o sí porque no había otra ropa. Era separado en dos piezas: chaqueta con cuello y solapa, y pantalón que se prendía con botones y una tirita para ajustártelo a la cintura. Además usábamos obligatoriamente, una identificación grande en la espalda con el número y el color del sector del penal al que pertenecías, el cual estaba dado por el grado de clasificación ideológica y peligrosidad que ellos consideraban. Adelante tenía también el mismo número más chico y la identificación del color con una cintita.

Era extremadamente incómodo, dado que no siempre te tocaba tu talle, te quedaba chico o a veces parecías una bolsa de papas; teníamos que arreglar las mangas y los bajos del pantalón. Sobre el uniforme no se podía poner absolutamente nada y debajo siempre tenías que tener una camiseta o algo que te permitiera sacártelo. En invierno nos moríamos de frío, al salir al amanecer, al toque de bandera, viendo la escarcha y la helada sobre los campos que rodeaban al penal. En verano, al rayo del sol en la quinta al mediodía, pasábamos mucho calor. Recuerdo particularmente un verano al mediodía, en el cual se suspendieron las actividades forzadas (trabajar en la quinta), porque varias milicas, que también usaban uniforme,   cayeron redondas, se desmayaron por el extremo calor. Y nosotras resistíamos.

El uniforme junto con el pelo cortito era parte de la no identificación; el número en el uniforme así como el color gris, no permitía identificar bien quién era quién; representaba la pérdida total de la identidad, el pasar a ser un número por el cual te llamaban. Eso fue contrarrestado por nosotras poniéndonos por debajo un cuello, hacíamos cuellos de rompevientos muy colorinches, rojos o amarillos, que pudieran darte alegría y contrastaran el gris del uniforme, que aunque no te dejaban sacarlos para afuera, lo hacíamos por ejemplo en las visitas.

Mameluco. Penal de Libertad

Tela brin. Original

Era el uniforme usado por los presos políticos en el Penal de Libertad. Éste perteneció a José Mujica, uno de los dirigentes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, preso desde 1972 a 1985. En 2009 fue elegido Presidente de la República 2010-2015. El mameluco es de tela brin, color gris. Le falta el número 815 y el distintivo en color que identificaba el sector. Fue donado por su esposa Lucía Topolansky, quién contó a Radio el Espectador que “Él lo sacó (el número), le voy a decir la verdad, con un objetivo práctico porque pensaba trabajar la tierra y dijo: esto me puede servir como mameluco para trabajar la tierra. Después no se lo puso porque la verdad fue mejor que no se lo pusiera”

Mameluco. Penal de Libertad

Tela brin. Original

Era el uniforme usado por los presos políticos en el Penal de Libertad. Éste perteneció a Arturo Dubra. Tiene el número 862 y distintivo rojo, correspondiente al segundo piso del penal.

Cerrojo de celda de la cárcel de Punta Carretas. Donado por Miguel Ángel “Cristo” Olivera.

Hierro y madera. 22x56x10 cm.

“Después de varios intentos de ingresar a la obra de derribo del Penal de Punta Carretas, finalmente los trabajadores me facilitaron la entrada. Me dirigí al celdario, que aún estaba medio en pie. Sabía que las puertas estaban en venta en una conocida empresa de demolición. Pero entre los escombros encontré una tranca suelta de una de las celdas y un barrote carcomido por el dulce de membrillo”.

Puerta de celda del Penal de Libertad

Donada por el Ministerio del Interior en el año 2008.

Puerta de celda de la cárcel de Punta Carretas

Donada por María Eugenia Grau, quién la compró en Carrara Demoliciones, empresa responsable de la venta de los materiales de demolición del Penal de Punta Carretas.

Trozo de reja carcomido por dulce de membrillo. Penal de Punta Carretas

Donado por Miguel Ángel “Cristo” Olivera.

“Después de varios intentos de ingresar a la obra de derribo del Penal de Punta Carretas, finalmente los trabajadores me facilitaron la entrada. Me dirigí al celdario, que aún estaba medio en pie. Sabía que las puertas estaban en venta en una conocida empresa de demolición. Pero entre los escombros encontré una tranca suelta de una de las celdas y un barrote carcomido por el dulce de membrillo.

La costumbre transmitida por los presos antiguos, era la de “tratar con dulce de membrillo” uno de los barrotes de cada celda, con el objetivo de ir carcomiéndolo. Dos veces por día los guardias hacían revista de los barrotes, pasando los garrotes por las ventanas, y aquel que “sonaba“ diferente era el que estaba tratado. Por eso el dulce se colocaba en la vuelta de encastre al muro, que era por donde no pasaba el garrote. Lo hacíamos pensando en tener un barrote listo, en caso de una fuga hipotética, que es lo que piensa el preso”.

Llave de celda con chapa grabada. Penal de Libertad

Hierro grabado con perforaciones con la inscripción 3A. 12 cm. (llave), 13×13 cm. (chapa)

Perteneció al Tercer piso, Sector A del Penal de Libertad. Fue donada en 2007 por Juan Dati (preso entre 1979 y 1984), quien la recibió como obsequio de Silvia y César, y la guardó por 20 años.

Lista de artículos de la Cantina de reclusos. 1972/85, Penal de Libertad.

Papel impreso en tinta negra. Original

Inscripciones manuscritas en tinta negra.

Perteneciente a Raúl Sendic, uno de los dirigentes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros,preso desde 1972 a 1985.  Las inscripciones son suyas.

Recibo de compras de la Cantina de reclusos. 13 de noviembre de 1984, Penal de Libertad.

Papel impreso en tinta negra. Original. Inscripción manuscrita en tinta negra con datos y firma de usuario

El recibo Nº 91895 fue expedido a Raúl Sendic (piso 1, sector B, ala D, celda 23) por la compra de artículos varios. Su firma aparece en el centro. Los familiares de los presos depositaban dinero en la cantina del Penal, generando una cuenta corriente de donde luego se debitaban las compras de artículos en la cantina. En este recibo se lee el saldo a la fecha: 447,50.

Tarjeta de pedido de libros de la Biblioteca. Penal de Libertad.

Papel impreso en tinta negra. Original

Inscripción manuscrita en tinta negra: “Cantidad: 2” y siguen datos del usuario.

Tarjeta perteneciente a Elbio Ferrario Nº 1096 Piso 2 Sector A  Ala I Celda 16. En la tarjeta se leen los números de libros pertenecientes a la Biblioteca del Penal.

Escribe Carlos Liscano: “El Catálogo del EMR1 fue uno de los materiales más leídos y consultados por los presos, o directamente: el más leído. Una vez por semana se podía pedir libros a la Biblioteca. Había una tarjeta que uno llenaba con los números de los libros que quería leer. Ponía muchos números, porque era seguro que el libro que uno pedía, y ponía siempre en primer lugar, estaba prestado. El día del reparto de libros el preso esperaba con alegría y curiosidad los libros que le habían tocado. Con los años uno acababa prefiriendo los libros más grandes. Una novelita de 120 páginas se acababa en un día y podía quedarse sin lectura el resto de la semana.”

Recibo de depósito de dinero de la Cantina de reclusos. Penal de Libertad

Papel impreso en tinta negra. Original.

Inscripción manuscrita en tinta negra: “TOTAL 1980 N$ 1.080”

Los familiares de los presos depositaban dinero en la cantina del Penal, generando una cuenta corriente de donde luego se debitaban las compras de artículos que el preso hiciera. Este recibo perteneció a Elbio Ferrario.

Pañuelo de la Iglesia Metodista. Sin datos

Tela, hilo y pintura.

El pañuelo en tela blanca con borde en crochet violeta, pintado a mano tiene las inscripciones: Iglesia Metodista, Nelly y una cruz pintada. Fue donado por la Iglesia Metodista en Uruguay

Jarro y plato. Penal de Libertad

Metal

Fueron utilizados para la celebración de las misas realizadas en el Penal de Libertad. Fue donado por la Iglesia Metodista en Uruguay.