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Artesanías tercera parte

Bolsa para el paquete. Beatriz Martínez. Entre 1974 y 1985. Punta de Rieles

Plastillera bordada en hilo y tela. 44×43 cm.

Tiene bordado Ma. Beatriz Martínez Sector A Nº606 en hilo verde y un retazo de tela negra cosido.

En Punta de Rieles el Sector A estaba identificado con el color verde y la Barraca 1 con el color negro.

Bolsita de mandados. Autora anónima. Sin datos

Tejido en hilo, gamuza. 6 cm. (diámetro), 52 cm. (largo)

Mercedes Poggi la dona en 2017 y nos cuenta: “La bolsita de los mandados, más de 40 años en mis carteras y portafolios. No sé su origen, presumo que vino de Paso de los Toros. Un hallazgo de diseño y, como siempre, la perfección en su confección.”

Alpargatas. María de los Ángeles Poggi.  Entre 1975 y 1978, Punta de Rieles

Telar, lana y arpillera.

Fueron donados en 2017 por Mercedes, hermana de María de los Ángeles, quien nos cuenta: “Mis mocasines…me acompañan desde hace más de 40 años. Los hizo mi hermana. Llevan su “sello”, toda su prolijidad, sus detalles. Son como la gente buena, tan lindos por dentro como por fuera. Nunca los usé. Siempre los sentí como un regalo de sus Manos para mi alma, y mi Alma anda descalza. Ahora los quiero compartir”

Cartera. Lía Maciel. 1984, Punta de Rieles

Telar y cuero. 29x34x8cm

Dice Beatriz Martínez, quien donó esta pieza al museo en 2007: “En Punta de Rieles me encontré con un gran caudal de experiencia acumulada en manualidades. Me visitaban tres hijas. Lía hizo esto para Rosana. El problema era conseguir los materiales, venían restos de cueros, restos de lana y buzos para deshacer, se traía lana merino y se hilaba.

Este bolso es bellísimo porque consiguió el cuero adecuado, consiguió los colores adecuados y los combinó en forma artística”             

Tren de madera. Jorge Simón. Entre 1979 y 1980, Penal de Libertad

Madera y pintura. 14x10x88 cm.

Jorge hizo este juguete en madera y otros (camioncito, excavadora, cubos de letras) como regalo para su hija María Ximena.

Librillo de la biblioteca clandestina escrito en hojillas de fumar.  Jesús Arguiñarena. Entre 1975 y 1980, Penal de Libertad

Papel manuscrito en tinta negra. 7,5×4 cm.

Fue escrito en hojillas de fumar blancas, que por su tamaño son de marca Jaramago. Tiene tapas de celuloide celeste (el material de las placas radiográficas) y lomo de tela de forro color habano, pegado al celuloide con cemento de contacto. Fue escrito a mano con lapicera Rapidograf con punta 01 (la más fina de las puntas, que se usaban para dibujo técnico), con tinta china especial para rapidograf (es indeleble al agua y resiste la humedad). Tiene 107 hojas (numeradas en ángulo superior derecho), escritas en una sola cara, pues el papel es traslucido. Fue realizado en el Penal de Libertad como parte de la biblioteca clandestina, en el piso 2, sector B. “Fue sacado escondido entre la ropa (calzoncillos), lo que era seguro, pues los guardias tenían prurito de revisar los genitales”

Fue donado por Ismael Bassini, ex preso político en la dictadura, liberado con la amnistía de marzo de 1985. Llegó ensobrado en una funda de plástico (que está expuesto junto al librillo) y dentro de una cajita de metal (que también está expuesta). La cajita de metal tiene algodón en su interior. El librillo fue copiado por Jesús Arguiñarena, estudiante de Arquitectura que fue liberado durante la dictadura. Él sacó el librillo de la cárcel llevándoselo a su exilio en España. A su retorno a Uruguay en 1985, trajo consigo el librillo y lo entregó a Ismael Bassini, quien lo donó al museo en el 2007, antes de su inauguración.

El librillo da cuenta de lo que fue la biblioteca clandestina dentro del Penal de Libertad. Los envíos de libros de los familiares crearon una biblioteca muy grande y muy completa. Durante la dictadura, los carceleros la cerraron varias veces y procedieron a periódicas requisas para eliminar los libros considerados subversivos o peligrosos (filosofía, política, química, física, literatura, etc.). Los presos se organizaron para esconder libros de esa biblioteca original, y para ingresar otros libros a través de los presos que iban al Hospital Militar, donde el control sobre los libros que ingresaban los familiares fue menos estricto. Esos libros “clandestinos” en la cárcel, fueron copiados en librillos de hojillas de fumar, con letra minúscula, y así circulaban y eran leídos por los presos, que mayoritariamente eran jóvenes y tenían muy buena vista (el promedio de edad a comienzos de 1973 era de 24 años). Este librillo contiene una copia de la Historia del Partido de los Trabajadores de Viet Nam, del autor Troung Ching.

Balanza de precisión casera. Manfried Moreira. Entre 1975 y 1985. Penal de Libertad.

Madera, alambre y plástico 21x25x13,5 cm.

Un escucha de la tertulia de los viernes del programa radial En Perspectiva, envió en forma anónima esta nota a Mauricio Rosencof (integrante de la tertulia): “Esta balanza de precisión casera fue requisada en el Penal de Libertad cuando se amnistiaron los presos de la dictadura y guardada como recordatorio de lo que se pudo hacer, aún en las peores condiciones, para seguir adelante. Van unidas la necesidad, la funcionalidad y la manualidad de quien la construyó. También los recuerdos. Espero que se pueda integrar al Museo de la Memoria, alguien la reconozca y diga para que servía.”

Tiempo después fue reconocida por su autor. Servía para pesar la medicación entregada por los militares y verificar si las dosis indicadas eran las correctas.

Arpillera con conejo. Lila Cornalino. Entre 1976 y 1977, Cárcel de Paso de los Toros

Arpillera bordada. 33×22 cm.

Dice Lila: “Estuve allí desde abril de 1976 a mediados de 1977, y allí aprendí la técnica, por lo que considero que debo haber hecho esta artesanía en junio aproximadamente. Tenía permiso para que mis hijos me visitaran dos o tres veces por semana, después del jardín y los domingos. Me autorizaron a tener una máquina de coser con la que aprendí a hacer manualidades. Con las demás compañeras presas intercambiábamos los conocimientos. Estaban también presos mi padre, mi esposo y mi cuñado, por lo que la situación económica en mi familia era muy complicada. Hacíamos bolsos, tapices y otras artesanías para vender y para regalar a nuestros familiares. Compartíamos los materiales que la familia nos llevaba”.

Tapiz. Gianna Carla Canina. Entre 1972 y 1974, Cárcel de Paso de los Toros

Arpillera bordada en punto cruz, forrada con lienzo. 88×36 cm.

Dice Gianna: “Este tapiz lo hice para mi madre con motivo de su cumpleaños. Cada puntada acortaba los días que nos separaban y nos acercaban al reencuentro tan esperado”

Pato. Laura Mazzini. 1973, Regimiento de Caballería n°1 “Blandengues de Artigas”

Tela. 16x13x5 cm.

Fue realizado por Laura como regalo para Mariana, la hija de su amiga Dana, quien lo dona al museo en 2016.

Laura Mazzini, con 21 años, fue detenida estando embarazada y recluida en el Cuartel de Blandengues, que junto con el Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES), fueron las cárceles especiales habilitadas para las presas políticas y sus hijas e hijos nacidos en cautiverio entre 1972 y 1974.

Dio a luz a su hijo en abril de 1973. En junio el niño enfermó gravemente. El testimonio que Laura realiza para el libro “Maternidad en prisión” da cuenta de ello: “Los médicos del hospital (Militar) me dijeron que no podía vivir en el cuartel, que corría riesgo de contagiarse cualquier enfermedad, (…) tomé la decisión de que se quedara con mamá.” La madre de Laura, María Teresa, también testimonia en dicho libro: “Largamos todo para dedicarnos a mi nieto. Había noches que nos levantábamos todos a calmarlo, a pasearlo, no se sabía más que hacer. ¡Si habrá sufrido este chiquilín! Desde que volvió su madre no lloró más”. Fue liberada el 23 de marzo de 1974.

Cuaderno artesanal con poemas. Realización colectiva. 1973, Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES)

Papel manuscrito en tinta. Original

Fue realizado por las compañeras de prisión de María Esther Francia: “Este regalo me lo hicieron cuando me dieron la libertad. Yo me fui del IMES con mi hijo Fernando, y está firmado por las compañeras que estaban detenidas ahí también con sus bebés. Éramos 25 en ese lugar cuando llegamos, yo tenía el número 02. (…) Fernando y yo veníamos del Hospital Militar, donde estuvimos dos meses. Este regalo que me hicieron fue de sorpresa, un recuerdo con poemas”. Contiene poemas de Elizabeth Barone y Graciela Valdéz.

María Esther, con 20 años, fue detenida embarazada y llevada al Batallón N°1 Infantería Florida. Su hijo nació en el Hospital Militar en enero de 1973, desde donde fueron trasladados al IMES, que junto con el Cuartel de Blandengues, fueron las cárceles especiales habilitadas para las presas políticas y sus hijas e hijos nacidos en cautiverio entre 1972 y 1974. Fue liberada con su hijo en setiembre de 1973.

Compañera Serie Espera activa.  Mario Nino de Negri. 1980, Penal de Libertad

Talla en madera curupay.  16x8x9 cm.

Dice el autor: “Comencé de niño dibujando historias y tallando tacos de madera en el taller paterno. Con 15 años inicié una larga carrera en Bellas Artes que vine a concluir 40 años más tarde a los 55 años de edad (…).

Estando preso pasé por circunstancias de secuestrado, chupado, para luego ser pasado a la Justicia Militar regularizando una situación de prisionero en el 300 Carlos, momento en que recomienzo mis actividades artesanales, robando huesos del guiso cuartelero para tallarlos o al menos intentarlo, con puntas de los alambres con que me ataban las muñecas. Juntaba también elementos caídos, botones, a los que revalorizaba, tesoros que escondía en mis diferentes lugares o bolsillos de mi casi “no ropa”, los jirones que me iban quedando. Desde allí me acompañan dialogando conmigo como viejos amigos. Todo me fue requisado al ser descubierto por la guardia en mi secreta actividad de tallado, entre mis ropas y bajo sus narices, con la poca visibilidad que me otorgaba la venda en los ojos.

Las tallas tituladas “El fumador” y “Compañera” fueron realizadas en el mismo periodo, durante el año 80 en el 4to piso del Penal de Libertad y podrían titularse “Espera activa I y II”. Refieren a una actividad que hoy llamaríamos “de aguante” y “resistencia”.  Reivindican la actividad vital, de una mayoría de compañeros durante los interminables años de encierro, de mantener y desarrollar los valores morales de la sociedad nueva a la que aspirábamos y por la cual enfrentábamos los días y las horas en nuestra trinchera de lucha.

No sé de dónde salieron los tacos de madera dura. O bien de alguno de los talleres de la prisión o ingresados por familiares, no logro recordarlo, aunque cuanto más lo pienso, más seguro estoy de que me los llevaban mis propios familiares, junto al papel de lija y algunas herramientas, que nos eran distribuidas durante algunas horas del día para la realización de manualidades. Llevaron muchas horas de tallado y de pulido, horas de libertad.”

Caja decorada. Pedro Giudice. Entre 1977 y 1984, Penal de Libertad

Madera y resina con incrustaciones de acrílico y metal. 7X20x12 cm.

Fue realizada como obsequio para su hijo.

Elefante. 1972, Eduardo Eustachio en Penal de Libertad

Cuero e hilo. 8x13x5 cm.

Con esquela firmada: “Alba: espero que este elefantito le traiga suerte y felicidad en el año que comienza. Con cariño Eduardo.  25/12/72”.